domingo, 12 de octubre de 2008

El beneficio de la duda.


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El beneficio de la duda.



Todos los días veo más caminos para no caminar. Son caminos y caminos y más caminos. Mientras tanto, elijo caminar derecho, pero sólo por una cuestión de instinto. Cuando no se donde doblar, le pego derecho. Lo que trato de no hacer mucho, es parar, es que la culpa pesa y no da tenerla encima mucho tiempo. Y la tentación de ir para atrás es muy poderosa. Es raro. Siento que puedo elegir la dirección, sin embargo, no se a donde me lleva cada camino. Los descartes de diferentes opciones me van llevando, yo, ya quiero salir. ¿A dónde? No se.
Igual, antes de empezar cualquier cosa, lo fundamental es el ánimo. Es lo fundamental de lo mental. No se puede andar sin ánimo por ningún camino. Va, en realidad si se puede, mucho lo hacemos.
El tema, es cuando te cruzas con la oportunidad. El día que me encuentre con una oportunidad quiero poder reconocerla y saludarla como corresponde sin caerle pesado ni antipático. Medio que se la caretearía un toque. El tema es que justo en ese momento no me vea el miedo que siempre me lo cruzo en todos lados. Ni que me agarre la duda. Que vergüenza, que justo que estés a solas con una oportunidad, te agarre la duda o te cruces con el miedo. ¿Ignórarlo? No se puede, el que dice que ignora al miedo se hace el valiente.
Pero cuando estas abajo; estas abajo y te importa un carajo la oportunidad. Y para subir es todo un tema. Yo por lo menos, necesito un envión de endorfinas. Pero, nunca se en que temporada crecen. No importa si llueve o hay sol, generalmente la temporada viene en épocas de entusiasmo. Una vez por año mas o menos.
Hay que sostener el microclima del humor, ese es el tema.
Según mi vieja, la vida sale de los pensamientos, o sea que, según tus pensamientos es la vida que tenes. Si pensas bien, vivís bien. Lo que no me dijeron nunca, es como hacer para pensar bien. Si pudiera salir a comprar un pensamiento, me compraría uno con muchas ventanas; ventanas para poder ver y también, para que entre luz y oxigeno. Pero ojo, que por la ventana puede entrar gente, así que hay que comprar un mosquitero y listo. Hay que proteger a un buen pensamiento y conviene no dejarlo guardado mucho tiempo porque se oxida y cuando lo quieras usar no lo vas a poder arrancar. Si yo fuera vos seguro que haría todo bien, pero como soy yo no se que hacer. No se si comprar un pensamiento o vender algún riñón. Lo que tendría que hacer es un pensamiento propio, pero ahora no puedo, tengo un montón de cosas para pelotudear. Por lo menos pelotudear no te hace mal. Uno cuando pelotudea se siente genial. Ni hablar pelotudear de a muchos, eso hace bien al corazón y a la presión. Pero como todo exceso y/o abuso, hace mal.
Otra cosa. Ponele que arrancas con una dieta de pelotudeces y te empezas a dar cuenta que no te gusta hacer otra cosa. Ese momento es terrible, no sabes como disimular socialmente que te re copa pelotudear. Vas en el coche al trabajo y cuando pasas por una plaza, miras el sol, miras los perros, miras las perras y pensas “¡Como me iría a pelotudear!”
Después miras la hora y te sentís re culpable pensando, que es lunes, diez de la mañana, y no da. Es que aparte del ánimo, otra cosa que no se consigue y es fundamental llevar un poco, es “voluntad”. Como cuesta conseguir esa mierda, nadie tiene y los que tienen nunca tienen tiempo de pelotudear con vos.
Así que sin ánimo, voluntad y 1 pensamiento, no arrancas.